viernes, 23 de agosto de 2019

El funeral



Hace unas semanas me tocó asistir a un funeral. El tipo era esposo de una amiga de mi esposa, lo había visto, como mucho dos veces en mí vida, quizás una. Estoy seguro que al menos una vez. Fue en su casamiento. La esposa, era del grupo de amigas de la secundaria de mi amada. Esa noche me hice amigo de el novio de otra mina, también de ese mismo grupo de compañeras, fume y bebí como un recién liberado de la cárcel. Luego paso el tiempo y no recuerdo haber sabido más de ellos, hasta que la "novia" de la fiesta comenzó a trabajar en el banco donde yo tenía mí cuenta sueldo, por lo que la veía esporádicamente. Los saludos, siempre enlatados, eran del tipo:

Yo: hola cómo andas? Tanto tiempo
Ella: bien bien, cómo andan uds?
Yo: todo bien. Cuando nos vas a visitar en casa?
Ella: ya voy a arreglar unas cosas y los visito

Cada vez que nos veríamos se daba el mismo diálogo.

Hace unos 6 meses, el esposo comienza con una serie de gripes incurables. Estudio tras estudio, le detectan un tumor en un pulmón.

Hace 4 meses, tras biopsia, le detectan que es maligno. Inicia un proceso agotador con todo lo que eso incluye.

Muere la semana pasada.

Vamos al cementerio, llegamos tarde, en realidad más sobre la hora que tarde. Nos metemos en el auto por un acceso no habilitado. Un guardia de seguridad nos putea pero no podemos salir debido a que la carroza fúnebre nos bloqueando paso.

Estaba con mí hijo y mí esposa. El nene está a punto de cumplir un año y está aprendiendo a caminar, todavía torpe y siempre de la mano de alguien, intentando agarrar confianza para largarse.

Mientras estamos ahí, la familia destruida por la partida de un ser querido, la leve brisa de los cerros tucumanos, la siesta hermosa, soleada, el cementerio es un típico cementerio parque, con pilones de madera que delimitan los caminos. El bebé se comienza a poner intranquilo.

Le digo a mí esposa que lo llevó a dar una vuelta por el cementerio. A unos 50 metros veo que hay una fuente de agua, una obra dedicada a algún tucumano que hizo algo, quizás importante.



Bajo de los brazos al bebé y camina tomando con su manito el dedo índice de mí mano derecha.

Llegamos a la fuente, me descuido con algún estruendo realizado por una máquina escabadora, el bebé se cruza, yo hago un mal movimiento y le pego con el filo de la canilla a un pilotin. Que dolor, la puta madre, no puedo decir nada, por dignidad y por respeto a los familiares. No soporto el dolor, cuando cierro los ojos veo estrellas violetas en un cielo amarillo. El dolor es irresistible.

Tomo al bebé en brazos y regreso a la zona donde están los familiares.

Al verme llegar, una señora se acerca, me mira, la miro y me toca con su mano el hombro. Que le vamos a hacer me dice. Ahí me percato que yo tenía los ojos llorosos y quizás cara de mucho dolor.
Lo único que atine a responderle es:
- Ud también se golpeó con la maderita?