domingo, 9 de febrero de 2014

El Pionero del genocidio en Argentina




Federico Rauch o Friedrich Rauch, nacido en agosto de 1790 Weinheim, en ese momento Prusia, actualmente Alemania, llega a la Argentina en 1819 contratado para extender la frontera de la "civilización" sobre la "barbarie". Durante su juventud había militado en las campañas napoleónicas.

Al llegar a la Argentina fue contratado por el gobernador Martín Rodríguez, para realizar campañas contra los indios que estaban al sur de la frontera. Se destaca en su "noble" labor, al exterminar sin piedad a numerosos indios. Su táctica era simple: asesinaba a todo indio que se le cruzara, sin importar sexo ni edad. La oligarquía estaba encantada con la rápidez y efiacia con que Rauch "limpiaba" las tierras y es por eso que asciende rápidamente en la escala militar hasta llegar a teniente coronel.

En 1926, el presidente Rivadavia -tentado por la eficacia del genocida prusiano- le asigna la tarea de eliminar a lo nobles Ranqueles de las pampas. Ni lerdo ni perezoso, Rauch parte de inmediato hacia el sur y en poco tiempo extiende la frontera de manera importante, favoreciendo así a mas de 500 terratenientes que recibieron grandes porciones de tierra arrebatadas a los Ranqueles de manera gratuita.

El poeta rivadaviano Juan Cruz Varela escribió, en 1827, estos versos elogiando al militar:
 
“Joven terrible, rayo de la guerra
espanto del desierto,
cuando vuelves triunfante a nuestra tierra
del negro polvo de la lid cubierto,
te saluda la Patria agradecida
y la campaña rica
que debe a tu valor su nueva vida
tus claros hechos, y tu honor pública”.


Rauch se andaba con menos vueltas para responder las loas con sus partes militares: “Hoy, 18 de enero de 1828, para ahorrar balas, degollamos a 28 ranqueles”. Osvaldo Bayer cuenta también que en sus partes dice: "los Ranqueles no tienen salvación, por que no tienen sentido de la propiedad, son anarquistas".

Fue el jefe de las fuerzas unitarias que fueron derrotadas en la batalla de Las Vizcacheras, ocurrida el 28 de marzo de 1829, durante la cual el jefe ranquel Nicasio Maciel, apodado "Arbolito" lo espera y cuando se encuentra a tiro le bolea el caballo e inmediatamente le corta la cabeza. Una vez decapitado, su cabeza fue primeramente arrojada en la puerta de la madre del después coronel federal Prudencio Arnold, a quien Rauch supuestamente había jurado matar, y luego llevada en triunfo a la ciudad de Buenos Aires y arrojada en una calle céntrica como un desafío.


El héroe Rauch, fue homenajeado en Buenos Aires con las exequias más lujosas de la época, y en su honor un partido del interior de la provincia de Buenos Aires lleva su nombre. Osvaldo Bayer impulsó un proyecto en el que se proponía cambiar el nombre de la ciudad a Arbolito, en honor al valiente jefe ranquel que lo ultimó.

Fuente 1
Fuente 2